martes, 27 de noviembre de 2012

[LuKai/Oneshot-o1] Sick love ;;


Autora: Pauli / — G a m e r
Título: Sick love ;;
Pareja: LuKai {LuHan x Kai/JongIn}
Tipo: Yaoi
Género: angst (?) no sé, no me da para Angst hard.
Clasificación: +13
N/A: es raro, pero no sé, me gusta. Quizás se enreden bastante, pero en lo personal me gusta como quedó. Es un Remake.
N°: o1/66. 



 



Puede sentir su mano sudar, y su pulso acelerarse a la par de su respiración ya irregular. También, es capaz oír los pasos cada vez más cerca de aquel extraño que había interrumpido en su casa hacía unos momentos.

Hacía tan solo dos horas había estado junto a sus amigos en los videojuegos.


Una hora atrás estaba caminando a casa mientras en su mente ideaba una nueva coreografía para mostrarle a KyungSoo.


Media hora antes había estado haciendo la tarea de trigonometría.


Hace menos de quince minutos había estado cenando con sus padres.


Hacía diez alguien había derrumbado la puerta.


Hacía tan solo cinco había visto a sus padres ser asesinados.


Y en este momento los pasos se dirigen hasta su escondite.


¡Kai-ssi! ¿Puedes salir un momento?

No puede ser.

Los pasos dejan de dirigirse hacia su ubicación al cambiar de rumbo.
Cierra los ojos a más no poder al oír abrir la ventana de su cuarto.
Un grito ahogado sale de su boca al escuchar el siguiente disparo.
KyungSoo no podía haber ido a su casa justo en ese momento.

No.




Cuando se despierta todo está oscuro a su alrededor.
No tiene compañía a su lado.
Una estúpida sala blanca. Vacía.
No están sus padres.
No está KyungSoo.
Está solo.

O eso cree.

Oh, el nuevo despertó.

Siente una leve presión en sus brazos, pero no puede ver más allá de la oscuridad que le rodea. La poca luz que se filtra por la ventana deja a la vista un lugar tétrico, pero nada más; vacío.
Y de nuevo la voz. Esta vez canturreando algo de I’m here for you. If you don’t love I’m sorry, because I’m crazy for you, and I’ll make a Word where you and I will be happy forever. Did I listen a “not”? Sorry, because this isn’t a question.
Y nuevamente unas manos haciendo presión en sus brazos.
Pero, oh, ¡sorpresa! Está solo.
O eso él ve.
Pero no es lo que siente, lo que escucha.

Y de pronto, ¡paf! Alguien sobre él.
Una mano tomando la suya, inspeccionándola detalladamente.

Uno, dos, tres… pff, son cinco.
Y lo mismo con su otra mano.
Pero JongIn no habla, no respira; solo espera.
“Quizás, si espero, si finjo estar muerto, se irá”.
Que hermoso plan, dá.

¿Estás muerto? Genial. Así quizás pueda sacarte un dedo… o dos. ¿De qué color son tus ojos? Si son de color le gustarían a Bacon. ¿Tu cabello es negro? Mejor. Sí, podría crear un gran disfraz contigo.

Un disfraz. Con él.



Quizás cuando esté realmente muerto.

Los muertos no abren los ojos, ¿por qué tu sí?

Silencio.

Quizás estás mudo… debería revisarte.

Miedo.

Siente algo frío en su mano. En sus dedos, la presión nuevamente, el dolor… pero solo uno pequeño, para luego darse cuenta que el extraño se lleva su dedo a la boca.

Tipo AB… qué común.

La voz del sujeto cambia drásticamente. No era juguetona, ni tonta, ni como la de un niño con juguete nuevo, era… Escalofriante. De alguien desquiciado, loco.

Pero aun así quiero ver por qué no hablas.

Y luego el filo de aquel objeto punzante está en su garganta. Simplemente está allí, no hay presión, no duele.

La puerta se abre y alguien entra.
Pero él estaba solo nuevamente.
Mierda.

Una luz se enciende, y comprende por qué no puede moverse.

Está amarrado.

Amarrado.

Amarrado.

No, esto no me puede estar pasando.
Pero oh, si está pasando.

Por fin despiertas. Bienvenido a tu nuevo hogar, JongIn.

Pero nuevamente no habla.
Trata de hacerlo.

Nada.

Trata de gritar.

Silencio.

Y de pronto una risa rompe el silencio.

Qué loco el hombre con uniforme blanca que había recién entrado ríe de él. Le observa y niega con una mano en su cien.

Toca su garganta y… una cicatriz.
Más mierda.

Descuida, hablarás nuevamente. En unos meses quizás, si tienes suerte. Hasta entonces estarás aquí, chiquillo. Por cierto… Chanyeol, sal de ahí ya.

Aguafiestas.

No quiero otro paciente menos, Chanyeol. Anda, dame lo que tienes en la mano.

Un cuchillo.

¿Solo esto?

Dos más, un tenedor y un destornillador. Una tijera cae.

Chanyeol.

El nombrado gruñó, y pasó su último arsenal.
A Kai un escalofrío le recorre la espalda. No ha visto un cuchillo así en su vida. Es enorme. Puede ver en el restos de sangre aún, y el reflejo de la luna que se filtra entre las rejas de la ventana.
Mira un momento al tal Chanyeol. Es alto (muy alto, se debe recalcar), su cabello castaño y liso, ni largo ni corto. Su sonrisa es enorme, e incluso llega a dar miedo, pero no tanto como lo daba en plena oscuridad.
Chanyeol le señala.
El alto frunce el seño, poniéndose serio.

Chanyeol. No lo descuartices, no aún eh se le escapa otra risa no se sabe si es inocente o culpable, y para eso necesitarán que hable. Quieren pasarlo por el detector de mentiras.

El alto bufa molesto, saliendo de prisa.

Inocente. Culpable. ¿Descuartizarlo?

Le parece que algo anda mal.

Pero corrijo, algo anda realmente mal.


Al día siguiente hay algo a su lado: una libreta y un lápiz.
No sabe para que sirven hasta que cae en cuenta de que no puede hablar. Bingo.
Trata de sentarse, pero está amarrado.
“Genial, me dejan algo para que escriba pero no puedo usar mis manos”, piensa.
La puerta se abre, y sus ojos brillaron ante la posibilidad de ser liberado.

Pero no.

Es Chanyeol.

Chanyeol.

Mierda nuevamente.

¡Chanyeol! ¿Es el cuarto del nuevo? Te prohibieron entrar allí.

Y por un momento piensa que había alguien cuerdo allí.

¡Para la otra me avisas! Yo también quería ir.

Y su sonrisa se deforma.

Hola.

Chanyeol ya no está a solas con él en el cuarto. Ha entrado un muchacho de… ¿unos quince años? Sí, esa impresión le da. No se da tiempo de mirarlo por mucho, esta se posa en Chanyeol.

¿Qué hiciste para que te trajeran acá?
“Quisiera saber lo mismo, dongsaeng” se le dirige mentalmente al chico con cara de adolescente.

Quiero saber por qué no puedes hablar. ¡Bacón debe ver tu cicatriz!

Cicatriz. ¿Cuál? Y un momento, ¿Cuándo la vio el chico?

Lo vio acercarse, y no puede hacer nada.

Quiere gritar, empujarle, escupirle… pero hizo nada.

Cierra fuertemente los ojos, como esperando, y nada ocurre.

Al abrirlos está solo.

Vació.

Debe estar loco. De hecho, se podía decir que realmente lo está.
O eso cree el mundo.
Y eso empieza a creer él también.

Pasan alrededor de quince minutos cuando la puerta se abre otra vez. Es un chico de estatura normal, un rostro pálido (y hermoso), con una sonrisa de esas que transmiten seguridad.

JongIn no se la traga.

No le cree.

Y de hecho, le odia.


Hola.
¿Cuántas veces le saludarían? No puede hablar. Basura.
El extraño le libera una mano. Solo una. Y luego, le tiende la libreta.

¿Sabes por qué estas aquí?
Niega. El contrario bufa.
Ya presentía él que la cara era lo único que tenía de amable.

¿Si quiera donde estás?
Niega nuevamente.

Estúpido.
Fue un susurro. Ni llegó a los oídos de JongIn.

Kim JongIn, 16 años, surcoreano. Acusado de triple asesinato: su madre, su padre, un civil. El último más conocido como Do KyungSoo. ¿Ahora entiendes? Esto es un… manicomio. Sí, eso. No se te podía enviar a la cárcel por ser menor, y al no poder hablar tampoco puedes ir a un juicio, no cuando en unos meses podrás hacerlo.
JongIn hizo nada. Miraba la nada. Pensaba en nada.

Ríe.

Ríe más fuerte, pero nadie le oye.

Está el oficial ahí, pero los ruidos no salen de su garganta.

La broma es buena, si, divertidísima.


Joder no. Le es un infierno. Empieza a llorar. Broma el unicornio alado del quinceañero que entró antes, esta es su realidad. Ríe y llora a la vez, tanto que la cabeza le duele a horrores al igual que el estómago.

El contrario al parecer siente miedo.

Con eso me basta por hoy. Por cierto, para la próxima que quieras suicidarte luego de cometer un crimen señalo su garganta asegúrate de hacerlo bien.

Y llora.

Y ríe.

Y grita.

Y maldice.

Pero nadie le oye. Todo queda en su mente.




Al tercer día le dejan salir.

¿Salir de donde? Iluso. Le permiten dejar su habitación para pasearse por el ‘centro de rehabilitación’.


Su garganta duele a horrores y el hecho de respirar ya le cuesta. Ni trata de hablar. De todas formas, no hubiera podido hacerlo.

¡Eh tú! ¡El nuevo! ¿Jong… In? Sí, ¡JongIn!

Y se gira para tener muy cerca a su nueva pesadilla.
Chanyeol.
Le empuja, pero al darse vuelta para huir allí está otro chico. A éste no le conoce.

Byun BaekHyun, 18 años. Coleccionista de ojos de color, un gusto.
Le estira la mano.
JongIn no sabe si volver a llorar, a reír, o hacer ambas nuevamente. Debía ser el tal Bacon.

Calla y le tiende la mano. Quizás era mejor ser su amigo. O tal vez sea la peor idea que se le haya podido cruzar por su cabeza.

JongIn le pasa un papel.


Mi nombre es Kim JongIn, 16 años, acusado de triple asesinato.

Oh. ¿Eres el mudo?
Asiente.

Así, entre palabras y papeles se logra comunicar con el tal Baekhyun, mientras Chanyeol desaparece nuevamente. Piensa seriamente que el alto es un fantasma.
Se entera que realmente se encuentra en un manicomio. También de diferentes tipos que allí hay. Pregunta por el muchacho de ‘quince años’, pero Baekhyun dico que el único chico menor que JongIn allí se llama SeHun, y no salía a manudo.
No porque no quisiera.
No porque no pudiera.
Si no porque Oh SeHun es sinónimo de peligro.

También hay más chicos, pero ninguno le interesa.

Chicos que oyen voces. Chicos que coleccionan objetos raros. Chicos que son un peligro hasta en prisión.

Ahora él también es eso.

Un problema.




Al cuarto día cae en la cuenta de su realidad.

Sus padres están muertos.

Su mejor amigo también.

Él era el culpable.

O eso le recalcan siempre, haciéndole dudar de si mismo.

En cualquier momento enloquecería.

Si es que ya no lo estaba.




Es el séptimo día (y no había salido más que para ir al baño) cuando llega nuevamente el inspector. Esa vez se presenta.

Kim JoonMyeon. Llevo tu caso.
JongIn trata de hablar y sale algo como una tos.
Algo era más que nada. Qué genio.

¿Eres culpable?
Niega.

¿Inocente?
Asiente.
“Es obvio que si no soy culpable soy inocente, estúpido”.

Dices ser inocente cuando nadie forzó la puerta para entrar, y cuando llegó la policía estabas cerca de la ventana con un arma escondida tras de ti y un cuchillo en la mano derecha, el cual tenía tu sangre.
“¿Qué nadie forzó la puerta? Ciegos”.

Están solo tus huellas digitales en las armas y en la casa. ¿Por qué te creería?
Alza los hombros. El tipo es un estúpido (para él) y no le discutiría.

De hecho, quiere divertirse un poco.

¿Estás jugando conmigo?
Pone su mirada de te-mataré (esa que le daba a KyungSoo cuando lo despertaba en la mañana) y puede notar cómo se tensa el supuesto Señor Kim.

Todo por hoy. Quizás venga en una semana.
Se marcha. Kai trata de reír, en vano obviamente.




En el décimo día aun no se acostumbra a su situación.

Por las noches llora recordando a sus padres, a KyungSoo.

Aún no se lo cree.


Esa mañana sale, por fin. Se encuentra que el chico que tiene cara de bebé.

Éste le sonríe.

Y su mundo tiembla.

Es como un ángel. Sus perfectas facciones definidas (que no había notado antes) su pelo bien peinado, su sonrisa.

Esa sonrisa… Es como la del tipo que había entrado en su casa.
Pero no podía ser. El chico estaba allí desde antes… ¿cierto?

Sale corriendo lo más lejos que ese lugar le permite.



En la noche llora como tantas; gritos ahogados, su cara húmeda, ojos hinchados. Este es el panorama.
Tristeza. Culpabilidad. Soledad.

Hasta que un quinceañero entra a su cuarto.

Empieza a tiritar, a sudar.

Pero nada ocurre, nada.

Soy LuHan, 20 años, Chino.
Pero no dijo por qué se encuentra allí.

Eso es lo que JongIn necesita. Lo que al mismo tiempo teme.
Trata de hablar, más nada. El chino ríe.

Tranquilo, no te esfuerces.
Se acerca. Y JongIn cierra los ojos una vez más, deseando desaparecer.

Pero nuevamente ocurre lo que menos se espera, un abrazo y una bella canción.

Se queda dormido entre los brazos de LuHan.
Hacía diez días que no dormía tan bien.

Pero aun así está harto de las sorpresas.
Harto.




Se despierta solo.
Bueno, no totalmente.
Hay… ¿un enfermero? Quizás así puede llamarle. Le obliga a hacer gárgaras, le da medicina, y un chequeo rápido.

Todo está bien.

Pronto volvería a hablar.

¿Y luego qué?



Al salir de su cuarto se encuentra nuevamente con su - actualmente - Hyung.

Oh. ¿Dormiste mejor, JongIn?
Sonríe.

Y entonces recuerda.

Asiente, mientras se pone tan pálido como su morena piel le permite.

Y el mayor vuelve a sonreír, de manera diferente.

Ven.
Le toma de la mano y le lleva lejos.

Quizás no tanto.

Es su cuarto, el del chino.
Está lleno de fotos tomadas por alguna cámara polaroid. Fotos por todos lados. De él mismo, de Chanyeol, de Baekhyun, de chicos que no conocía. Algunos con una marca roja en la esquina superior.

Quiere preguntar, pero le da miedo.

Hay una foto de él allí.
O eso piensa. Es muy (muy) similar a él, pero no recuerda haberse teñido el cabello rojo. Omite el detalle y sigue mirando. Hay fotos de chicos que ha visto en esos días, pero ninguno de ellos tenía la marca.
Frunce el entrecejo.

Están muertos. Los que están marcados, están muertos. Todos han pasado por acá.
“¿Todos?”
Son realmente muchas fotografías. No quiere ni pensar cuanto tiempo ha pasado LuHan allí.

Y tampoco necesita preguntar.

Estoy aquí desde… no lo recuerdo bien. Años.
Años… y él no puede soportar unos días.

Quiere saber más de él.

Quiere creer que no es el asesino de sus padres.

Quiere mantener la esperanza de no ser el único cuerdo allí.

Toma su lápiz y en su cuaderno escribe ¿Por qué estás aquí?

Oh. Secreto.
No, LuHan no se puede poner a jugar con él.

Toma una de las fotos, la despegaría.

Alto.
El moreno arquea una ceja, sonriendo ladinamente, de forma divertida.

Tira un poco más.

Y luego está en el piso con un muy enfadado chico sobre él.

Te dije que te detuvieras, estúpido.
Quizás no era tan normal como lo parecía.

Y quizás JongIn ha empezado a dejar de creer en la realidad.

Toma una de las fotos a su alcance.

La separa de la muralla.

LuHan grita.

Vale, vale. Detente ya. Te lo diré, pero detente.
Definitivamente LuHan no daña ni a una mosca. Es fácil convencerle.

Pega de vuelta la foto y se sienta en la cama del cuarto, apreciando todo a su alrededor.

El contrario cierra la puerta, con llave. Cierra las cortinas: oscuridad.

Pero Kim JongIn ya no tiene miedo. No tiene qué perder.

No lo sé. No muy bien.
Debe ser una broma.

Otra mala broma.

Porque sabe que no lo es.

Desde que tengo memoria estoy acá… mis padres me dejaron. Me tenían miedo. Supuestamente acá estoy ‘a salvo’, cualquier anomalía conmigo la pueden detener de inmediato.
JongIn le mira incrédulo. Aunque LuHan no nota la mirada.

Supuestamente… puedo mover objetos. Lo hago de forma consiente o no, lo hago y ya. No sé que tanto hice para que mis padres me temieran, pero aquí estoy. Nadie lo sabe, solo tú, ellos y… mi doctor, por así decirlo.

El mayor suspira.

Te mato si lo dices.
El moreno ríe.

Y de pronto tiene a LuHan sobre él, con una mirada que pensaba que el mayor no tenía.

Traga saliva.

Porque sí, nuevamente tiene miedo.
Es un maldito bipolar.

¿Te parece una broma lo que hablo?
Niega.

Y el chico vuelve a su cara habitual, su sonrisa de siempre, su mirada llena de brillo (el cual no se podía apreciar en la oscuridad, pero estaba allí).

Júrame que no lo dirás.
JongIn pone su mano en el corazón, y trata de articular una palabra. Sale un ‘lo’, el resto es aire sin sonido. Quizás si se recuperaría pronto.




El chico que es su ‘enfermero’ al tercer día que va se presenta como YiXing. Era chino también, al igual que todo el personal.

JongIn está en China.

No sabe por qué, ni le interesa.

Pero de pronto, algo hace click en su cabeza.

LuHan. Médico.

YiXing.
Es un susurro muy bajo, con una voz pastosa y seca, pero logra llamar la atención del joven.

Ni trates de hacerlo, JongIn. Debes mejorarte. Además, ya me voy.
Sale.

Solo, nuevamente.
Pero no por mucho.

También abandona el lugar.

Y LuHan está en su puerta como de costumbre. Sin compañía al igual que él.

Se ha acostumbrado a ver al mayor solo, siempre. A veces éste ve al resto jugar, mira televisión, escucha música o baila, pero siempre solo.

Por lo menos así era cuando no estaba con él.

Pero no le saludaba, jamás le miraba, ni le hablaba. Era solamente cuando estaban solos.
Justo como en este momento.

Kai.
Sonríe como tantas otras veces. Tan jodidamente perfecto. Más hermosa que la sonrisa de JoonMyeon, más desquiciante que la de Chanyeol, más brillante que la de Baekhyun.

Así es la sonrisa de LuHan a los ojos de JongIn.

Y como todas las otras veces que le ha visto sonreír, le teme.

Pero ya nada importaba, no cuando se trata de LuHan.

Ignora su miedo, su presentimiento, su indiferencia. Porque todo vale la pena por estar cinco minutos a solas con él.

Y JongIn sonríe de vuelta.

Caminan como tantas otras veces a la habitación del mayor para hacer lo de siempre.
Ósea, de todo (aunque tomando en cuenta el lugar en donde están, el termino ‘todo’ no es muy amplio).



Un día lluvioso LuHan va muy temprano por el menor, llevándolo a su cuarto nuevamente.

Habla.

¿Qué?

Nada.

Y el moreno ríe como hacia tiempo no lo hacía. Carcajadas escapan de su boca, un par de lágrimas brotan de sus ojos.

Pero al ver a LuHan calla.
Algo anda mal.

¿Cómo supiste que podría hablar hoy?
Le duele, sí, pero es un dolor soportable.

Se acabó el tiempo.
Y espera una explicación.


Pero esta nunca llegó.

A cambio, puede sentir la respiración del quinceañero sobra la suya. El tiempo sigue corriendo, se le acababa, y no sabe de qué escapa.

Le besa.

Algo cálido, corto. La pequeña boca del más blanco se amolda perfectamente a la gruesa del moreno, como si hubiesen estado hechas la una para la otra.

Era como si se conocieran desde antes.
Como si hubiera pasado una eternidad saboreando sus labios, olvidándolo en algún momento.

Pero no, este es su primer beso.

Quizás el último.

Tic tac. El tiempo se agota.

¡JongIn! Sé que estás ahí. Sal ya, te toca revisión.
Mierda, mierda, mierda.

Lo comprende.

Puede hablar. Se largaría de allí, para siempre.





El juicio es rápido, mucho.
No escucha al juez, a su abogado, a la corte.
Simplemente habla cuando se le da la oportunidad.

Soy culpable.

Definitivamente sí, se ha vuelto loco.
O siempre lo había estado.

Señor habla su abogado el niño no sabe lo que dice. Estuvo más de un mes en un manicomio, quizás y su pequeño discurso fue cortado por JongIn. Más bien, por la risa de éste.

No. Soy culpable. El siguiente podrías ser tú. Depende de qué digan las voces.
Miente.
Se está condenado.
Pero todo sea por pasar una maldita eternidad junto a LuHan.


Vuelve al manicomio esperando ver al mayor.

Nada.

Corre hasta el fondo de aquel lugar, a una habitación en específico, vacío.

No hay fotos.

No hay cama.

No está LuHan.

Mierda.


Le pregunta a Baekhyun. A Chanyeol. A YiXing.

Nada. Nadie le conoce.

LuHan no existe.

No allí.


Si, definitivamente está loco.

Loco de amor.
Enamorado de nada.
De nadie.
De LuHan.

5 comentarios:

Ramo dijo...

Es genial. Las acotaciones, los diálogos, todo hace que quieras seguir leyendo.
La parte de Baek, como coleccionista de ojos, me tenté ;o;
Me encantó este tipo de fic, gracias por compartirlo <3

Milk on 28 de noviembre de 2012, 5:54 dijo...

¿Al final usaste este genial oneshot para EL RETO? *A* La verdad es que lo amo, como estaba buscando cosas de ese estilo después de ver AHS... xDDDD
Que bien Pau *^* ¡Te quedan 65 y serás una leyenda! xD
Sigo pensando que tienes que hacer una versión de este oneshot para Baekhyun 'el coleccionista de ojos' y para Sehun 'El asesino diabólico' (?)

Ya sabes que lo amo bishe e_e <3

Nicole on 28 de noviembre de 2012, 14:39 dijo...

Esta muy bueno!. No pude dejar de leerlo. Amo los fics de este estilo mientras mas loco y misterioso mejor y tu has hecho uno impresionante.
Por cierto apoyo a Milk, deberías hacer de los demás.

Javy on 28 de noviembre de 2012, 17:47 dijo...

Omomomomo *O* te quedó genial, en serio que lo amé
Es como tan... diferente sdkjfsdk, no sé como explicarlo *-*
Me uno a lo que dicen arriba ^ en especial con sehun aksjaksj xD
Sigue así!! Ya quiero leer el one-shot que sigue ♥

✖ Pauli on 28 de noviembre de 2012, 18:50 dijo...

Y por ver AHS Milk tengo más ideas así xD

Gracias a las 4 por comentar.♥
Si habrá dos fics "hermanos" a este, pero no les diré las parejas 8D estoy con otros dos fics -además del serial- así que no creo subirlos muy pronto, pero están en mi lista. ♥

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