jueves, 15 de noviembre de 2012

[HunHan/01] Deplore: Maybe, in another life ;;


# C a p í t u l o I.




LuHan ya es todo un hombre, por lo menos físicamente. Ha heredado la cabellera de su madre, cobriza pero opaca y brillante a la vez. Tiene unos rasgos refinados y bien marcados como cualquier Elfo puro, unas orejas puntiagudas resaltan también, y en la derecha lleva un colgante que dice 'Oh' con letras rojas. Su brazo derecho está decorado con una línea tan roja como el diseño de sus aretes, esta da tres vueltas en el miembro, y tanto en el inicio como en el final tiene tres puntos. Su brazo izquierdo lleva dieciocho brazaletes de colores hermosos y relucientes, y cada uno señala un año desde su nacimiento. En su pecho yace el símbolo de su estirpe: de lo que es. Con un rojo brillante resalta un círculo en el medio, rodeado por dos líneas curvas, ambas con una distancia de un centímetro de la figura. En un extremo de cada trazo, los cuales son dorados, hay una pequeña esfera del mismo color que la más grande. Rodeando la pequeña figura, hay dos líneas más, algo más grandes que las anteriores, pero con tres círculos rojos como la sangre, uno en cada extremo y el último en el centro.

Pero, según Wu Fan, conocido en esos linares como Kris, todo está de adorno. LuHan es (y su teoría es que siempre será) un niño inmaduro.

SeHun se limita a mirar desde una rama alta. Los rayos del sol acarician su rostro, marcando más su bella y prácticamente perfecta piel. Kris se pregunta de donde habrá venido, qué será. Podría haber pasado por Elfo, pero le faltaba aquella delicadeza y esas orejas puntiagudas tan características de tales seres. Pero lo que causa duda es lo que ocurre cuando entra en contacto con agua dulce. Y como si fuera coincidencia entre sus pensamientos, el menor se prepara para saltar al estanque que alguna vez fue de las ahora desaparecidas Náyades, el cual está presente en el jardín.

Junta las manos y se inclina, respirando profundo antes de saltar. Se escucha la salpicadura del agua y adiós SeHun, ya no saldría por un buen rato. Su piel se transforma poco a poco, tornándose un celeste o calipso claro. Su cabello deja aquel rubio ceniza para transformarse en un café oscuro con reflejos tan azules como el cielo mismo, y de su cuello hasta su espalda aparece una especie de aleta verde musgo. La facilidad con la que se mueve en el agua es impresionante, aunque no tanto como la de sus antepasados. Después de todo, es solo un híbrido. A lo largo de su estómago se aprecian pequeñas circunferencias, prácticamente puntos brillantes que marcan de manera más grande el símbolo en su espalda, pero ahora en su parte delantera. Sus ojos abandonan el café que tienen pasando a ser un verde claro hermoso, inigualable: son como los de su madre. Lamentablemente, apenas una parte de su piel sale del agua, esta se retorna a su forma natural en un dos por tres. Kris espera con añoranza el día en el que pueda verle más allá de lo que la claridad del agua le permite; apreciar en todo su esplendor a esa criatura que todos le dieron la espalda, y que ahora todos admiran por tal belleza.

Wu Fan definitivamente cree que es hijo de un Elfo y una Náyade. Ha escuchado historias de Elfos y Ninfas de agua salada, pero jamás con una de agua dulce, y está seguro de que SeHun es el fruto de la última. Cuando él llegó, SeHun y LuHan ya tendrían más de 10 años, y la historia de los progenitores del menor era prácticamente tabú.

— ¿Kris? ¿Por una vez en tu vida dejarás que SeHun nade sin tu mirada?

— Eh… No — el alto permanece mirando al menor, y éste parece no notarlo.

— En fin… ¿Qué dices entonces?

— Sí, lo que quieras LuHan — realmente ni oye lo que le dice el Elfo, pero no le da importancia, mientras se callara le diría que sí a todo.




LuHan atraviesa un camino de árboles tan anchos que él solo no podría rodearlos. Los árboles mágicos le sonríen, y más de uno le saluda. Era fácil notar la diferencia de uno mágico a uno común, o por lo menos era algo sencillo para él. Los primeros parecían estar enterrados. Sus troncos no eran de más de treinta centímetros de altura, pero eran tan anchos como los otros y tenían un sinfín de ramas que subías hasta lo más alto, y sus raíces eran tan gruesas como sus ramas, además sobresalían de la tierra. Hacen sus raíces a un lado dándole espacio para caminar a LuHan, y un par de árboles traviesos le hacen una que otra broma, recibiendo por parte del Elfo nada más que risas.
Al terminar el sendero se encuentra con una pequeña (solo aparentemente) morada. Está hecha de madera, ubicada bajo un árbol (literalmente, pues este “creció” sobre la vivienda). El techo, puertas y ventanas, son verdes, camuflándose en la noche. Realmente, no era más que una fachada; al entrar había un pequeño pasadizo, conocido por realmente pocas criaturas, que se abría en el piso y daba lugar a unas escaleras de caracol. A medida que se bajaba, se van encontrando puertas y más puertas, cada una con un color diferente y tan hermoso como los mismos dueños. En cada uno de los cuartos residía algo diferente; criaturas, pasadizos, libros, ropa, etc. Y todo estaba tan perfectamente distribuido y planeado que, a menos que seas un mago, no podrías entrar. Y, tan solo si fueras un dragón, podrías destruir.
LuHan ve unas seis puertas antes de encontrar la negra perlada a la cual se dirige: el despacho de su padre. Es un lugar espacioso, de un blanco puro totalmente opuesto al negro que se encuentra en la entrada. Tiene cuadros de seres que ya no existen, anotaciones por todos lados, inclusive unos textos: nada del otro mundo. O no lo parece. Ese podría conocerse como “el corazón del bosque”, ya que en ese cuarto se llevan a cabo las grandes decisiones (algunas tan ocultas y oscuras que no se esperan de seres tan majestuosos, cosa que no hay que dejar pasar). LuHan no quiere tener que, algún día, ser él quién se encierre horas y horas allí, pero es algo que le han dicho que está escrito en el pergamino de los reyes, desde antes que él naciera, desde antes que siquiera los Lu fueran tan importantes.

— Padre — el inmaculado silencio se rompe por una voz seria pero a la vez algo débil, como insegura.

— Dime, LuHan.

— Quiero ir con Kris. Él es un dragón con experiencia en los terrenos del norte, además de que es joven y de mi confianza — a decir verdad, todos han oído que Kris es un dragón, pero nadie (con excepción de SeHun) le había visto en esa fase, por lo menos no allí. Tampoco se conoce la razón de por qué abandonó su tierra para asentarse en un pacífico bosque Elfo, pero LuHan mantiene la esperanza de que algún día le cuente.

— No.

— Pero…

— No.

— Entonces no me iré.




— ¡Kris! — un LuHan demasiado feliz para el gusto del más alto se dirige hacia éste y se lanza sobre él — ¡Mañana nos vamos de viaje!

— ¿Eh?

— Y va SeHun, así que no te preocupes por no verle nadar por un tiempo — rió.

— LuHan yo no…

— Ayer te pregunté, cuando SeHun nadaba — sonrió malicioso, sabiendo que Kris no le había escuchado, pero de todos modos había aceptado — iremos a los mares negros del norte, donde se encuentran los reyes Hwang.

Y el más alto sólo se estremeció al oír tal dinastía.




Wu YiFan es un dragón del cual no se sabe de donde viene, ni su pasado. En los terrenos de los Oh es simplemente conocido como Kris, un dragón que es amigo del futuro Rey de los mares negros, y sin el cual sólo sería un solitario dragón. Ignoran que en sus tiempos de gloria (porque sí, ha vivido más de lo imaginado) fue un caza-recompensas famoso, temido. Y tampoco se tiene idea de qué lo llevó a dejarlo, ni la relación que tuvo con los Hwang.
Kris es alto, más que un Elfo. Su mirada es tan temible como su altura: fría, inexpresiva; su cabello es rubio opaco, ni corto ni largo. Habla muchos idiomas, el de los dragones de los géiseres del extremo sur (que según SeHun el mayor inventó, cree que son sólo leyendas), conoce el de los Elfos del norte (y puede hablar perfectamente el de la dinastía Hwang), y parte del de las Hadas. Le ha insistido al menor de todos que le enseñe el lenguaje olvidado de las Ninfas, pero éste se ha negado. Con suerte le ha explicado un poco del de las Náyades, y SeHun aprendió ambos de un libro que su madre le dejó.
Cualquiera pensaría que Kris está enamorado del menor, por la embobación con la que le mira; por como le habla; por como se pierde en él. Pero realmente es una mera obsesión de la cual el más alto está al tanto. Su especie tiene una clase de fanatismo por las Náyades, he ahí su idea de que el híbrido sea hijo de una.




LuHan está ensimismado observando a SeHun leer. A veces cree que si no es porque creció con el menor se embobaría con éste al igual que Kris. Sacude su cabeza un par de veces para olvidar cualquier pensamiento innecesario y simplemente se dirige donde él, cerrándole el libro.

— ¡Hey! — una sonrisa tímida se asoma en el rostro del menor, quién aún tiene el cabello mojado, con una pequeña trencilla en su lado derecho.

— Me voy, Hun — la sonrisa del menor se borra lentamente, como esperando que le digan que es una broma, en su mente es incapaz de vivir sin LuHan — y tú vienes conmigo — el mayor posa un dedo en la nariz del menor, quién sonríe nuevamente, feliz.

— ¿Qué pasa Han? No te ves muy emocionado… cuando eramos niños siempre dijiste que te gustaría que viajásemos juntos, ¿ya no quieres?

— Voy a casarme, SeHun… — un silencio sepulcral les rodea. El menor trata de seguir sonriendo, sabiendo lo que eso significa. Perdería a su mejor amigo. Él, SeHun, quién es nada, no podría permanecer al lado de un Rey, ¡y no uno cualquiera, no! Sería el dueño de los grandes mares y del extenso bosque mágico. Tendría miles de ocupaciones, miles de nuevas amistades y deberes. Ya no compartirían cuarto, ni secretos, ni podrían viajar juntos en busca de la madre del menor como habían prometido hacía antaño. Él… seguiría queriendo al mayor como lo había hecho hasta entonces, y si era necesario le fomentaría a comprometerse oficialmente, después de todo era por el futuro de éste y el de ambos reinos.

— Oh… ¿YiFei, del reino Hwang? Supongo que es lo mejor que puedes hacer, Han…

— ¡LuHan, ven! — el menor asiente lentamente, dándole a entender a LuHan que simplemente se vaya con su madre, que es quién le llama.


— ¿Si, madre?

— Tu padre me dijo que te irás con Kris.

— Así es, SeHun irá también.

— ¿Te llevarás a ese? No sé cual es la obsesión tuya y de tu padre por él. Espero que sea devorado por un dragón — LuMin simplemente detesta a SeHun. Lo quiere lejos de su esposo, de su hijo, de sus dominios. Algo en él no le agrada, y según su instinto, jamás debió llegar a su lecho. 

— ¡Y que por favor no te salga el tiro por la culata, madre!

— ¿A que hablarme así lo has aprendido de él?

— De hecho, creo que he aprendido más cosas buenas de él y Kris que en mi casa — el menor abandona la estancia, cabreado. Siempre tiene las mismas discusiones con su progenitora, y acaban de la misma forma. Entra a la morada, bajando una cantidad de escalones que rechinan a su paso hasta llegar a una puerta dorada, la cual es su habitación compartida con SeHun.

— ¡LuHan! Ya estás aquí.

— Sí, me demoré un poco con mi madre. ¡No te vi entrar! En fin… ¿sabes ya que llevarás mañana?

— No, te estaba esperando — en realidad, el menor ya tenía todo en su mente, pero quería tener una excusa para que el mayor le ayudase.

LuHan se acerca al menor, tarareando una melodía, y ambos se dirigen al baúl al fondo de la habitación para poder ver qué llevar. Repelente de todo tipo, un libro de enfermedades silvestres, capas oscuras y largas para la noche. Probándoselas es como en cierto momento ambos seleccionan la misma, y empiezan a luchar por ella, cayendo los dos al piso, riendo.

— ¡LuHan! — el menor canturrea, abrazando como si de eso dependiera su vida al nombrado — extrañaré esto — SeHun hace un pequeño puchero, haciendo reír al mayor.

— ¿A qué te refieres? — sonriendo, corre los cabellos que bloquean la vista de su amigo.

— I can’t live without you — SeHun canta, algo sonrojado — tú te vas a casar y bueno, yo no tendré a nadie y…—

LuHan le besó.

Algo se encendió dentro de ambos.

Algo prohibido, malo para el resto; vital y dependiente para ellos.

Un viaje juntos no estaría mal. Un largo tramo para recorrer uno al lado de otro: para explorarse, conocerse más si es posible, poder descubrirse ellos mismos. Una meta incierta al final, quizás provechosa, quizás desdicha. Nada que puedan averiguar estando allí.

No hay más palabras, ni más acciones. Simplemente un beso. Las mariposas en sus estómagos no se hacen esperar, y las miradas con temor y cariño ahí están.

Al día siguiente se irían, y al final del recorrido tendrían un destino diferente cada uno. O si tienen suerte, un solo destino para ambos.


Lo que está escrito puede ser borrado. Sino es así que sea corregido, porque sólo soy yo el que escoge donde pisar, que escribir, que hacer y que no. Quizá esté escrito en los astros que me casaré con Hwan YiFei, pero está en mi corazón que sólo amaré a SeHun. Nada ni nadie puede predecir lo que mis sentimientos siguen, ya que ni yo he podido evitarlo. Si es necesario contraeré matrimonio y haré posible lo imposible, lógico lo ilógico, normal lo raro. Los dragones serán pequeños y las Náyades bailarán como antaño en esta tierra desdicha; en este mundo que para mí está de cabeza. Porque si lo que mi corazón dicta está mal haré que sea correcto, aunque eso signifique ir contra el deseo de los dioses, contra mi mente, contra mi madre… nuestros latidos laten al unísono y por la misma razón, y que un dragón me queme y me devore si miento, si me rindo, si me dejo influenciar. — Oh LuHan.

2 comentarios:

Milk on 16 de noviembre de 2012, 5:28 dijo...

Me da por hacer copy&paste con mi comentario de Meik lol.
Ya te dije todo.

Lo amé.

Me inspiró para dibujar y todo. xD
El último párrafo es puro amorsh <3 y me hace admirar al Luhan ficticio del fic (?)
El popo es adorable, aunque no pensé que se besarían tan pronto ._., ¿Pero para qué retrasar las cosas? xD
Eso, que espero tu próximo capi biche. <3

Anónimo dijo...

Mujer, realmente me he enamorado de ti y de esta historia ;_; seguiré leyendo espero no encontrarme con que has actualizado hace miles años por última vez, besos y permite me halagarte por tus escritos tan fantástico que hacen que me aleje de lo real a lo fantástico.

XOXO

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